La proliferación de plataformas digitales que ofrecen servicios de limpieza y de cuidados de bajo coste, la presencia más frecuente de adultos en el domicilio y la menor disponibilidad de dinero en los hogares se llevan por delante 20.000 puestos en menos de dos años en un sector precarizado y feminizado como pocos.
¿Qué está ocurriendo en el empleo doméstico, el que se encarga de las tareas del hogar y los cuidados, para que en los últimos meses se esté dando una caída de la ocupación tan pronunciada como para situar su volumen por debajo del que tuvo durante los confinamientos?
Quienes observan la evolución del sector, uno de los más feminizados y precarizados del tejido productivo español, no aciertan a diagnosticar qué está sucediendo, aunque apuntan a una conjunción de factores en los que confluyen la menor disponibilidad económica de los hogares por una tensión inflacionista que lleva a recortar gastos, un recorte de la demanda derivado de la expansión del teletrabajo y la presencia más frecuente de adultos en los hogares. También, a la irrupción de plataformas multiservicio con ofertas de servicios low cost, todo ello mientras, pese a avances como el del desempleo, las inercias a la informalidad económica que históricamente han caracterizado el ramo no acaban de desaparecer.
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